¿Qué debo hacer ahora? Dime tú.
Te metiste a mi vida sin darme cuenta de un día para otro y sin poder (sin querer) evitarlo me enamoré de ti hasta el punto en que hubiera dado mi vida por salvar la tuya siempre y cuando hubiera sido estrictamente necesario.
Hoy, en un pestañazo te vas de mi vida, así como llegaste, intempestivamente, dejando pedazos de mi corazón esparcido en tu caminar.
Sonríe, tú que puedes, que tu edad te lo permite, mientras a mí la vida cada día se me va.
Perdí de nuevo las ganas de vivir, ya no tengo motivo para seguir. Lo único que me mantiene vivo es un corazón que sigue latiendo y un cerebro que sigue moviendo mi cuerpo a su entera voluntad.
Vivir, desde que te has ido ya no puedo vivir, por eso me despido para que seas feliz.
Esto es lo último que te escribo, mi último aliento para ti.
De mi parte ya lo he dado todo, no me queda más.
Esto es lo último que diré al respecto, no lucharé una guerra que nunca tuve posibilidad de ganar.
Estaré esperando por si decides regresar.
Si regresas las puertas estarán abiertas, procura no tardar mucho, porque quizá el día que vuelvas yo ya me haya ido con alguien más.
Buena suerte y hasta luego. Que te vaya bien bonito. Y que nunca se te olvide que te quiero infinito.